En esta novela Luis Ortiz, con pleno conocimiento de causa, recrea varios momentos histórico-políticos venezolanos sin ser fiel a ellos, donde adrede miente contaminando la realidad y situándonos en un punto impropio, donde las líneas paralelas que conforman la realidad y la ficción se funden y se confunden. Para que la trama funcione de manera autónoma, a la realidad de las figuras principales de la narración: los caudillos de una época tumultuosa, añade como trasfondo una ideología castrante y poderosa que se impone a nombre del pueblo. En este relato heterogenérico, que se desarrolla entre la novela histórica y el ensayo, entre letras introduce elementos de ficción muy próximos a la realidad; de manera que entre lo real y lo irónico, sin inmolarse ante el futuro ni al pasado, hurga críticamente en unas guerras acomodaticias. Su narración llena de secretos, que permite despertar las reacciones del ser humano, ayuda a entender al hombre y a captar nuestra historia, intentando mostrarnos la realidad que se esconde detrás de aquellos conflictos. Lo real o lo irreal, lo material o lo ideológico, lo concreto o lo fantástico, lo mundano o lo trascendente o una mezcla de todo ello en precario equilibrio, sólo resuelto por el vigor de la palabra.